Capítulo 17

Juan no se rindió fácilmente; aunque el primer día que llegó aquí, Lorena lo golpeó tanto que se sintió algo acomplejado. Sin embargo, eso no pudo frenar su deseo de conquistarla. Aquel sentimiento que tanto había resguardado por fin podía salir y crecer. Durante varios días seguidos, se quedó esperando frente a la puerta de la villa de la familia Medina. Aquel día, por fin vio a Lorena salir sola. La interceptó y le entregó un ramo de rosas azules, su flor favorita. —Lorena, sé que aún estás enojada conmigo, pero de verdad reconozco mis errores. Mira lo sincero que soy, ¿podrías darme otra oportunidad, por favor? —Si me dices que si, aunque quieras una estrella del cielo, yo te la bajaré. —¡Vete! Entre nosotros no hay nada. La mirada de Lorena era serena y su tono, indiferente, como si hablara de algo completamente trivial. —Ya te lo he dejado muy claro, estoy a punto de casarme. Por favor, no vuelvas a interferir en mi vida. —No, ¿cómo puedes casarte con otro? Tú eres mi esposa, solo