Capítulo 10
Roberto murmuró una maldición entre dientes: —Esos periodistas de verdad no tienen nada mejor que hacer. Alicia fue secuestrada seguramente por culpa de esos reportajes...
Lourdes soltó un bufido. —Eres una figura pública, ¿acaso no pensaste en las consecuencias de tus actos?
Al ver la expresión fría de la mujer, sin un solo rastro de confianza en sus ojos...
La expresión de Roberto se tornó sombría. —¿Acaso crees que yo planee todo esto?
—¿Y no lo fue? —replicó Lourdes sin pensarlo—. Hace años también usaste a la prensa para arruinar a mi padre.
Apenas salieron esas palabras, los ojos de Roberto se llenaron de furia, y la sujetó del mentón con fuerza.
—¿Y mi madre, qué? ¡Lo de Alicia no fue cosa mía! Una cosa no tiene que ver con la otra. ¡Nuestra venganza será poco a poco!
Lourdes se soltó con brusquedad y se fue con determinación.
—Entre nosotros ya no hay confianza. Que cada quien se las arregle como pueda.
Roberto la observó alejarse con una expresión compleja, y luego golpeó el v

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