Capítulo 61
Lourdes no entendía muy bien lo que pasaba y sacó su teléfono móvil para echar un vistazo.
—El teléfono se apagó porque se quedó sin batería. No me di cuenta.
Roberto arrugó la frente y su semblante se volvió sombrío: —Entonces, qué pasó contigo ayer?
Al ver al hombre tan enojado, Lourdes se sintió un poco desconcertada.
—Lo dejé muy claro ayer. ¿Viniste tan temprano solo para preguntarme eso?
Lo de ayer ya había sido bastante molesto, y no esperaba que ese hombre tuviera el descaro de venir a buscarla tan temprano por la mañana.
Al ver su expresión llena de cautela, Roberto soltó una carcajada fría.
—¿Así que yo no puedo venir, pero Ignacio sí?
Al escuchar eso, Lourdes se sintió aún más confundida.
—Una cosa no tiene nada que ver con la otra. No hagas escándalos sin sentido.
Mientras hablaba, lo empujó con fuerza hacia la puerta.
—Te lo dije muy claro ayer. No quiero que vuelvas a venir.
Roberto, enfadado, sacudió su brazo para zafarse de ella.
—No hace falta que lo digas. Igual me ib

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