Capítulo 80
Al ver toda esa serie de reacciones, Julia llegó a una conclusión con total certeza.
—No hablemos más de eso, ya estoy bastante triste.
Lourdes suspiró y se desplomó con desánimo sobre la mesa.
—Creo que tú misma estás buscando problemas. Lo que pasó hace cuatro años podías compensárselo a Gabriela de otra manera.
Julia dejó los cubiertos y se limpió la boca con calma.
—Bueno, si ya comiste, vámonos...
Dijo Lourdes mientras se levantaba con el ánimo por los suelos.
La calle estaba llena de gente y los faroles ya se habían encendido.
Ella caminaba cabizbaja, sin prestar atención al sonido de los cláxones cercanos.
Cuando reaccionó, ya había alguien del auto frente a ella.
—¿Qué haces aquí?
Lourdes miró al hombre frente a ella, un poco sorprendida.
—Te estuve llamando varias veces. Como no respondías, decidí venir a ver.
Él le tomó la mano con una sonrisa llena de ternura.
—¿Y él quién es?
Al ver lo cercano de la escena, Julia se acercó, curiosa. —¿Es el señor Roberto?
—Sí. —Asintió Lour

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