Capítulo 5

Justo cuando el jefe se preparaba para irse a casa, Manuel lo interceptó en la puerta de la oficina. Jadeando, preguntó: —¿Bianca renunció? El jefe se mostró algo sorprendido. —¿De verdad no lo sabías? —Hoy vino muy decidida a presentar su renuncia. Dijo que no tenía nada que ver contigo y que ya encontraría el momento para hablar contigo al respecto. Al escuchar eso, Manuel se quedó quieto en el lugar. De repente, le vinieron a la mente muchas escenas en las que yo intentaba hablar, pero me detenía a mitad de camino. Pues cada vez, su atención era capturada por Adriana. Incluso durante el día, seguía defendiendo a Adriana. Durante el día, no me había dado la oportunidad de hablar a solas con él. Solo tenía ojos para Adriana. Luego, agarró con fuerza los hombros del jefe, preguntando con desesperación: —¿Entonces sabe a dónde fue? El jefe le apartó la mano sin miramientos. —Ya no es mi empleada, ¿cómo voy a saberlo? Llámala. Manuel había perdido la única pista para encontrarme y se que