Capítulo 150 No quiero que aparezca
Diego sonrió, sin pensar demasiado.
—Está bien, tú encárgate de avisar.
—Entonces voy a llamar a Manuel primero para invitarlo a cenar esta noche en casa, también he pedido los pasteles favoritos de Moni, voy a recogerlos ahora, abuelo.
—Ve, ve.
Diego agitó la mano, observando su partida feliz y sonrió de nuevo.
Pareció que por fin decidió asentarse y formar una familia. No tengo idea de cuándo Sergio, este chico, se casará; nunca he oído que le guste alguna chica. Ya es un hombre de más de treinta años y ahora su sobrino está por casarse, cada vez se le va a hacer más tarde.
Diego no pudo evitar suspirar suavemente, sintiéndose algo ansioso.
Hace un tiempo, un amigo mencionó que podría organizar una cita para Sergio, y se escuchaba como una buena idea.
Diego, pensativo, comenzó a considerar seriamente la posibilidad de organizar una cita para Sergio.
Después de salir de la casa, Pablo se subió al coche y llamó primero a Manuel.
—Manuel, me gustaría invitarlos a usted y a la tía a cena

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