Capítulo 168 Un buen hombre en casa
Mónica sonrió y le agradeció. a
Después de cenar, Mónica iba a recoger la mesa, pero Sergio la detuvo.
—Ve un momento a sentarte en el sofá, yo me encargaré de esto.
Mónica asombrada abrió los ojos, ¿cómo podría dejarlo a él recoger todo el desorden de la mesa? Apresurada respondió: —Yo lo haré, tío Sergio, siéntate en el sofá a descansar un poco.
Pero cuando levantó la mano para empezar a recoger, él cuidadoso le tomó la muñeca y, con un movimiento rápido, la abrazó por la cintura y la levantó, caminando con pasos largos y firmes hasta el sofá. Con cuidado, la acomodó en él.
—Siéntate tranquila, no te muevas.
Mónica se sonrojó, no se atrevió a moverse, y lo observó mientras él se dirigía hacia la mesa, se arremangó la camisa y luego, levantando un poco la voz, le dijo: —Hay un delantal en la cocina, tío Sergio, puedes ponértelo.
Sergio entró apresurado a la cocina y vio un delantal con un tierno dibujo de conejitos colgado allí. Su expresión se congeló por un momento.
Dudó unos segund

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