Capítulo 15
Pero Jairo ya no tenía paciencia para discutir con ella. De un manotazo, la arrojó al suelo.
—Has engañado y herido a María demasiadas veces. Ahora es momento de pagar.
—Guardias, háganlo.
Su voz fue helada, mientras cerraba los ojos con desilusión.
Uno de los guardaespaldas sacó un látigo y lo descargó con brutalidad sobre Lorena.
Una vez, otra vez. El látigo, con afiladas púas, arrancaba retazos de tela y piel en cada golpe.
—¡Ahhh!
El alarido de Lorena resonó desgarrador, la garganta casi rota, sudor frío cubriéndole el cuerpo mientras.
La sangre brotaba a borbotones de sus heridas y teñía de rojo el piso.
Jairo, con los ojos cerrados y la espalda vuelta, no hizo nada por detenerlo.
Lorena, al borde del desmayo, apoyaba sus manos ensangrentadas en el suelo y se arrastraba con desesperación hacia él.
—Jairo, de verdad sé que estuve mal. Fue un momento de confusión, por favor, te lo ruego, déjame vivir.
—Puedo disculparme con María, puedo donar toda la médula que quiera para Arturo, p

Klik untuk menyalin tautan
Unduh aplikasi Webfic untuk membuka konten yang lebih menarik
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda