Capítulo 100
La abuela García, al ver la foto, sonrió ampliamente. —Muy bien, parece que mi arreglo fue acertado.
—¿Han estrechado su relación? —preguntó Don Ramón.
La abuela García respondió con cierta satisfacción, —Por supuesto, no los mandé al balneario solo para que se relajaran en las aguas termales.
Don Ramón asintió riendo, —Eres astuta, desde joven siempre tuviste muchas ideas y ahora eres incluso más hábil.
—¡Ja, ja, ja! —rio la abuela García, pero pronto se puso seria, —Sabes cómo está mi salud y la situación de la familia de Alejandro. Si no tiene a alguien a su lado que lo cuide y lo apoye, cuando yo me vaya, enfrentarse solo a todo será demasiado difícil para él.
—Anita es una buena chica, la hermana de la señora Ruiz no se equivocaría. —dijo Don Ramón, también con seriedad.
Ambos ancianos, tras haber enfrentado muchas dificultades a lo largo de sus vidas, comprendían que hay cosas que no podían controlar.
Solo podían hacer lo que estaba a su alcance y dejar que los jóvenes siguieran

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