Capítulo 1087
Era como si todavía estuvieran en su matrimonio.
La actitud que ambos mostraban el uno hacia el otro no revelaba ningún distanciamiento.
Alejandro incluso se acercó proactivamente a Ana.
—Si no quieres ir, no hace falta. No es necesario verla —le dijo Alejandro a Ana.
Ana respondió: —No pasa nada, verlo tampoco está mal.
Salvador, por su parte, estaba completamente atónito.
Tragó saliva y también se acercó a Ana.
Ana miró a Salvador y pudo oler claramente el fuerte olor a alcohol que emanaba de él.
¿Habrá bebido demasiado?
Ana levantó una ceja y, con una ligera sonrisa, le dijo: —Debes dejar de cargar con esa carga emocional.
Salvador no esperaba que, siendo ambos víctimas de la misma situación, Ana fuera tan descomplicada, tan abierta de mente y no tan obsesionada.
Ella era más relajada que él, que se consideraba más resistente por ser hombre.
Estaba completamente sorprendido.
Finalmente, asintió atónito: —Ya no estoy obsesionado.
Ana sonrió y asintió: —Eso

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