Capítulo 1238
—¿Eres tú?
Verónica frunció el ceño al ver a Ana frente a ella.
¿Cómo había encontrado a Ana de nuevo?
Si no hubiera sabido que ella conocía su paradero y el de Gonzalo, y viniera allí fingiendo un encuentro casual, ¡no lo habría creído!
Ana, al escuchar, bajó la mirada hacia Verónica.
No esperaba encontrarse con Verónica en la escena de un accidente automovilístico.
Fue entonces cuando se escuchó una voz masculina desde el auto preguntando: —¿Quién es?
Verónica, con una mirada fría hacia Ana, respondió a Gonzalo: —Es la señorita Ana.
Luego, Gonzalo bajó del otro lado del auto.
Sus oscuros ojos se posaron en Ana al instante.
—Señor Gonzalo, señorita Verónica —saludó Ana.
Verónica, con el ceño fruncido, inquirió: —¿Qué hace aquí la señorita Ana?
Escuchando el interrogatorio de Verónica, Ana respondió fríamente: —Solo pasaba por aquí.
Luego agregó: —Por favor, cierra la puerta del auto, hay un accidente adelante, necesito pasar.
—¿Solo pasabas? —Verónica claram

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