Capítulo 1911
Era realmente una rareza ver por primera vez a Bernardo defender de esa manera a una mujer.
Aunque no lograba discernir si ella era alta o baja, gorda o delgada, este espíritu de protección lo sorprendió demasiado.
El maestro Fabián, con su enigmática sabiduría, contestó con prudencia: —Era cierto, ahora comprendo por qué nadie más podía ver a esta chica, tal vez no sea de aquí.
Ciertamente, el maestro Fabián era muy hábil, y acertó de nuevo.
—Sí, en efecto no soy de aquí, y conocer a Bernardo fue una casualidad. Pero soy una buena amiga de Bernardo y en verdad no le haría daño. Por favor, estén tranquilos. —Dijo Josefina, cuyas palabras tan tiernas y consoladoras ahora también podía escuchar Claudio.
—¿En serio? —Claudio, quien había estado en el campo de batalla, detestaba ser engañado, por lo que aún estaba lleno de ciertas dudas respecto a Josefina.
El maestro Fabián mentalmente rodó los ojos, ¿qué más da si es verdad o no?
Si es mentira, Bernardo está dispuesto a ser engañado, qui

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