Capítulo 1928
Esa calidez, como un hierro al rojo vivo.
Ella estaba soñando con reunirse con sus padres cuando de pronto el dolor la despertó.
Pero, una vez despierta, la pulsera volvió de nuevo a la normalidad.
Era algo increíble.
Como no lograba entender lo que sucedía con la pulsera en ese momento, decidió mejor no pensar más en ello.
Tras salir de la habitación de huéspedes, vio a Teodoro esperando cerca.
Al verla salir, Teodoro exclamó enseguida: —Señorita Josefina, el señor Bernardo ya está abajo, esperando por el desayuno. Hoy el señor Bernardo ha dado instrucciones especiales al restaurante para preparar el pan que a la señorita Josefina le gusta.
¿Quién podría imaginar que el señor Bernardo tuviera un lado tan atento?
Si se trataba de la señorita Josefina, él pensaba en todo.
Al oír que había pan, Josefina sintió apetito al instante y se llenó de energía, bajando las escaleras corriendo.
Al ver a Josefina tan llena de vitalidad, Bernardo, que había estado nervioso, por fin se tranquilizó: —

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