Capítulo 768
Justo como estos chismes de noticias continuos, que ponían a Ana en una posición pasiva.
Ella tampoco quería que algún día alguien se parara frente a ella y dijera algo condescendiente como que el verdadero amor no tiene precio.
Alejandro frunció el ceño severamente, sus oscuros ojos clavados en la mujer que yacía en la cama.
—¿Quieres el divorcio?
Ana sonrió y le respondió: —¿No es eso lo que tú también deseas?
Había encontrado a Patricia en dos ocasiones, y en ambas, el desprecio patente y despectivo de Patricia la había lastimado profundamente.
Probablemente, en los ojos de Patricia, ella no era más que una amante indigna de reconocimiento público.
Con los labios tensos y fríos, Alejandro no dijo nada, solo observó a Ana por un largo rato antes de vestirse con la ropa que yacía al lado.
Al llegar a la puerta para salir, dejó caer unas palabras: —Hablemos del divorcio cuando el contrato expire.
Tras la salida de Alejandro, Elena tocó a la puerta y entró.
Preguntó con cautela: —¿Por q

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