Capítulo 786
Después de entrar, Ana vio al anciano que estaba detrás de Don Fernando.
El anciano tenía el cabello blanco, una cara redonda y una expresión bondadosa y amable.
—Este es Don Leopoldo—, presentó Don Fernando.
—Don Leopoldo, soy Ana—, se presentó ella.
Al ver a Ana, Leopoldo Camacho sonrió con benevolencia y asintió. —Hermana Ruiz tiene buen ojo para las personas, tú pareces muy inteligente.
Habiendo vivido tantos años, ha conocido a todo tipo de personas y puede discernir mucho sobre el carácter de alguien a primera vista.
Y más aún si fue escogida por la Hermana Ruiz, definitivamente es una en un millón.
—Anita, ven a ver este cuadro que trajo Don Leopoldo—, dijo Don Fernando con una sonrisa, y sin más preámbulos, llevó a Ana hacia la habitación de huéspedes.
Otro cuadro.
A primera vista, desprendía un aire antiguo, como el paisaje de un reino mágico.
Don Leopoldo se acercó y, mirando la pintura antigua colocada sobre la mesa, comentó: —Recientemente asistí a una subasta. Alguien sacó

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