Capítulo 40
*Punto de vista de Amelia*.
Al llegar al territorio de la Manada Plenilunio, me dirigí directamente a mi habitación para tomarme una ducha y descansar.
Estaba demasiado confundida, y era incapaz de dejar de pensar en las palabras de Ernesto. «Por favor, recházalo por mí»… Esas palabras seguían resonando en mi cabeza. Me preguntaba por qué quería que rechazara a Nico.
La complicada expresión en su rostro continuaba apareciendo en mis pensamientos: triste, abatido, apenado e incluso dolido.
Sus emociones me dejaron desconcertada, inquieta y, extrañamente esperanzada.
Era la primera vez lo veía demostrar tantas emociones. ¿Acaso estaba herido porque pensó que tenía otra pareja?
Sin pensarlo, lo llamé en mis pensamientos. Me preguntaba por qué me mostraba esa expresión adolorida, y si sabía cómo afectaría a mi corazón. Incluso me atreví a preguntarme si finalmente se había enamorado de mí.
Incapaz de conciliar el sueño, me revolvía en la cama, con sus palabras y expresión atormentándome.

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