Capítulo 49
Pronto el auto ya estaba entrando a la ciudad. Como estaban entrando, pasaron por un rompemuelles y la cabeza de Eliza se resbaló a las piernas de Beau. Siguieron pasando unos más y su cabeza se movía de arriba abajo con cada uno. En medio de esto, Eliza se dio la vuelta y se acomodó mirando para adentro. Sin embargo, algo le estaba presionando la nariz y con una mano trató de quitarlo de su cara.
—¡Para el coche! —gritó Beau de repente, sonaba muy molesto.
El conductor frenó ni bien lo escuchó.
—Graciana —ordenó Beau—. Cambiémos asientos.
Graciana, adormilada, soltó un bostezo mientras volvía la cabeza para verlo.
—¿Por qué?
—Solo hazlo —dijo con impaciencia—. Vamos, levántate.
Graciana frunció el ceño, pero le hizo caso. Cuando llego atrás y abrió la puerta, Beau dejó toda su amabilidad atrás y procedió a zarandear a Eliza para que se levantara.
—Despierta —ordenó.
Eliza abrió los ojos de mala gana, sin entender porque estaba siendo tratada así.
—¿Qué pasa? —dijo con somnoli

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