Capítulo 36
Nicholas frunció el ceño al verla temblar y pensó que podía tener fiebre. Sus pasos se dirigieron involuntariamente a la cama y extendió la mano para tocarle la frente y comprobar la temperatura. Pero su mano salió volando en el momento en que la tocó.
"No me toques", gritó apartando su mano.
Su acción tomó a Nicholas completamente desprevenido. Antes de que pudiera entender lo que estaba pasando, una almohada voló hacia él y golpeó su pecho. Frunció el ceño y una expresión de incredulidad apareció en su rostro.
"Ayuda, ayuda... Que alguien me ayude", gritó de nuevo, arrojándole otra almohada.
Esta vez esquivó la almohada y exclamó: “Zara, deja de gritar. Soy yo".
La mano de Zara se congeló en el aire mientras intentaba agarrar otra almohada y escuchó una voz familiar. Sintió alivio en su corazón y murmuró: "Nicholas..."
Nicholas se acercó a ella y prendió la luz. “Soy yo. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué estás gritando?"
Zara se limpió las gotas de sudor de la frente y respondió: "Y

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