Capítulo 35
Daniela puso los ojos en blanco: —De verdad que te admiro. Pablo, al fin y al cabo, es como tu hermano. ¿Podrías dejar de ser tan indiferente con él?
—¿No podrías mostrarle un poco más de interés?
Solté un largo suspiro y la miré: —¿Y ahora qué hacemos?
—Llámalo.
No me moví.
En el fondo, me resistía mucho a telefonear a Pablo, sobre todo después de recordar la conversación que habíamos tenido en el carro aquel día.
Daniela, sin dudarlo, remató: —Ese reloj es carísimo. Y si lo pierdes...
Saqué el teléfono de inmediato.
La llamada se conectó enseguida. Respiré hondo y solté todo de una vez.
Pablo guardó silencio unos segundos y luego dijo con un tono muy calmado: —Voy a viajar a otra ciudad para una reunión, no tengo tiempo ahora. Guárdalo tú de momento.
Fruncí el ceño: —Ese reloj, para mí, es demasiado valioso. Si se pierde, no podría pagarlo.
—Pues lo pagas tú misma. —Contestó al instante.
Por algún motivo, una ráfaga de imágenes cruzó mi mente y sentí que la cara me ardía.
—¿Qué has d

Klik untuk menyalin tautan
Unduh aplikasi Webfic untuk membuka konten yang lebih menarik
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda