Capítulo 77
Aun así, por el estado de Beatriz podía notarse que allí no estaba del todo cómoda ni tranquila.
Yo me limité a comer en silencio.
Apenas terminamos, mi celular empezó a sonar. El número era desconocido. Con la mirada fija de los tres sobre mí, contesté:
—¿Hola?
Cuando colgué, Pablo ya había desviado su atención hacia mi teléfono.
—Sonaba a una agencia inmobiliaria. —Dijo Beatriz con tono preocupado.
Asentí.
Rodrigo fulminó a Pablo con la mirada: —Con todas las propiedades que tenemos, ¿cómo es posible que todavía dejes que Patricia alquile? ¿Así es como cuidas de tu hermana?
Me apresuré a intervenir: —No es culpa de Pablo, fue decisión mía. No puedo depender de él para todo.
Refutó Rodrigo, indignado: —¿Cómo que depender? ¡Si somos familia!
Beatriz terció: —Coincido con Patricia. Pablo ya hizo bastante al conseguirle trabajo, no es justo cargarle también con lo de la vivienda.
Yo asentí con entusiasmo: —Exacto, mamá tiene razón. Justo me llamó la inmobiliaria y encontraron un departam

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