Capítulo 20
Julieta aspiró hondo y asintió: —Está bien.
Desde entonces, Julieta visitaba a Héctor una hora diaria en el hospital.
Él hablaba de comidas, viajes y libros compartidos...
El silencio acumulado en los cinco años parecía romperse al fin.
Julieta entendía que él intentaba reconstruir los recuerdos comunes, rescatar lo poco bello que quedaba.
Pero bastaba un descuido para que afloraran las heridas, la frecuencia de los malos momentos era tan alta que cualquier palabra podía tirar de aquel trapo manchado de memorias dolorosas.
Ella trataba de colaborar, pero dentro de un límite claro.
Héctor, a su vez, cuidaba de reconducir la conversación a tiempo.
Ambos se movían con cautela.
Héctor fue dado de alta antes que Nicolás. Julieta le llevó un obsequio preparado con esmero.
Cuando Nicolás salió del hospital, Julieta organizó una cena de celebración para los familiares y amigos más cercanos.
No invitó a Héctor, pero él apareció de todos modos.
Un costoso regalo en la mano, elegido con esmero.
J

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