Capítulo 209 Él la quiere intensamente
Federico pensaba que, si no fuera porque Eduardo era profesor, una persona culta y reaccionaba rápido, sacando de inmediato un pañuelo de su bolsillo del traje para envolver la caja de medicamentos antes de entregársela a Eduardo, indicando a Ángel que se marchara rápidamente.
Estos dos podrían haber comenzado a pelear en la entrada del hotel.
Una vez en el coche, Federico se tocó el puente de la nariz y preguntó:—¿Por qué fuiste a provocarlo?
—¿Yo provoqué? —Ángel giraba los gemelos de color azul zafiro en sus muñecas, claramente de buen humor.
—¿No lo hiciste? Sabías que era su novia y aún así le pediste que llevara algo a la Secretaria Silvia... —Federico no pudo terminar la frase, ¿cómo podía ser tan insensible?
Se preguntaba —¿La odias tanto?
En el asiento trasero del furgón, también había un reposabrazos, y Ángel, apoyando el codo en él, miraba hacia afuera por la ventana mientras la luz de los postes pasaba rápidamente, iluminándolo de manera intermitente.
—¿Odiar a quién?
—A la

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