Capítulo 307 Muy desagradable
Isidora se acercó nuevamente a Ángel, esta vez con un tono mucho más amable. —Ángel, debes de estar agotado. Te llamé mientras estabas en la estación del AVE, ¿verdad? Acabas de llegar a Ciudad Melancólica y, sin descanso, viniste a ver a los niños.
Ángel respondió con sencillez: —Es una nimiedad.
—Quédate también esta noche; haré que te preparen dos habitaciones.
Ángel no se opuso: —Está bien.
Isidora se frotó la cintura y suspiró: —He estado cansada todo el día, ya estoy mayor y me siento un poco incómoda.
Inés, mostrando mucha comprensión, dijo: —Señora Isidora, vaya a descansar primero. Tenemos una relación tan cercana que no necesita preocuparse por nosotros. Nos arreglaremos solos.
Silvia, en un rincón poco visible, cerró los ojos secretamente, intentando aliviar su malestar.
Aunque no podía ver, sus oídos captaban claramente todo.
El tono de Inés, cómo describirlo, sutilmente revelaba señales de una relación especial con Ángel.
"Tenemos una relación tan cercana", "nos

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