Capítulo 337 Celos mutuos
Silvia le pasó una cuchara a Ángel, quien resopló suavemente al recibirla.
Cuando Silvia vio llegar a Rafael, lo saludó: —Secretario Rafael, siéntate a comer con nosotros.
Rafael sonrió, aceptando la invitación y se sentó.
Con una persona más en la mesa, Ángel encontró inapropiado hablar de asuntos personales con Silvia, y permaneció en silencio durante la comida.
El restaurante de comida típica española estaba situado a lo largo del paseo del río, y cuando terminaron de cenar ya eran más de las 11, con pocas personas alrededor.
Silvia intentó subir al coche, pero Ángel la agarró del brazo: —Vamos a dar un paseo, ayudará a la digestión.
Silvia, siempre cortés, replicó: —Presidente Ángel, ya es muy tarde, mañana tengo que trabajar.
Ángel aplicó un poco de fuerza y la arrastró a caminar: —¿Irte a dormir justo después de comer? ¿No temes que el estómago se te caiga?
—Presidente Ángel, ahora sí que sabe mucho.—Silvia se zafó de su mano, aunque terminó caminando a su lado a lo largo del río

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