Capítulo 33: Respeto propio
En el siguiente segundo, el agresivo aroma del hombre la envolvió.
—¿A quién buscas? ¿Mateo? ¿Cómo es que no sabía que tenían una relación tan cercana? ¿Desde cuándo te comunicas con él a mis espaldas? ¿Eh?
—¿...Presidente Ángel? —Silvia estaba visiblemente perturbada.
Los ojos de Ángel se mostraban sombríos en la oscuridad.—Sí.
Silvia se relajó un poco, pero su tensión aumentó rápidamente y su rechazo creció:—Presidente Ángel, suélteme.
—¿Te interesa Mateo ahora? —Ángel, conocedor de cada uno de sus pequeños cambios, y al ver su sonrisa hacia Mateo, supo que no estaba del todo desinteresada.
Silvia ignoró sus palabras y siguió luchando en silencio, convencida de que Mateo poseía un encanto inocente.
Ángel, con sarcasmo, la arrastró frente a una ventana en el cuarto de almacenaje y abrió un pequeño espacio: —Mira por ti misma.
Instintivamente, Silvia miró hacia fuera.
Allí, en la rocalla desierta del jardín trasero, Mateo estaba haciendo el amor con otra mujer.
En el poco tiempo que t

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