Capítulo 245
Cerca del apartamento había una zona residencial. Miró hacia arriba y vio una ventana iluminada.
Algunas figuras se reflejaban en las cortinas, superpuestas y acurrucadas. Parecía que salían risas.
Ellos eran felices.
Sin embargo, ninguna de las luces de la familia estaba encendida para ella.
La brecha en el corazón de Amelia siguió ampliándose. Era como si hubiera aparecido una grieta de mil millas de largo en la tierra árida y seca, que era feroz y árida.
Ella se quedó allí aturdida y perdida en sus pensamientos. De repente, se escuchó un aliento familiar detrás de ella.
"¿Qué estás mirando?"
Había una voz baja y suave en su oído.
Alguien le tomó la mano.
Una gran palma la rodeó con fuerza.
Sus manos, que estaban un poco frías por el viento de la tarde, se calentaron instantáneamente.
Ladeó la cabeza y vio a Robin mirándola.
Las luces de la calle se entrecruzaban y sus ojos eran su reflejo.
Quedó atónita durante unos segundos antes de recobrar el sentido. "Nada."
Robin no preguntó mu

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