Capítulo 310
Eleanor hizo un gesto hacia el piano con un aire de misterioso encanto.
Los ojos de Robert siguieron su dedo señalador hacia el enigmático instrumento.
—Quédate aquí, no te muevas —le ordenó Eleanor con voz dominante y tierna a la vez. Luego caminó hacia el piano con paso decidido.
Sentada al piano, levantó la elegante y transparente tapa, dejando al descubierto las impecables teclas blancas y negras que había debajo.
La tenue luz de las estrellas se filtraba por la ventana y proyectaba un suave resplandor sobre el piano y la esbelta figura de Eleanor. En ese momento, parecía incluso más encantadora que la propia luz de la luna.
Los delgados dedos de Eleanor acariciaron las teclas del piano con movimientos elegantes, tocando la primera nota con elegancia sin esfuerzo.
Robert permaneció inmóvil, con la mirada fija en Eleanor sentada al piano. Sus ojos, profundos y concentrados, estaban completamente cautivados por su presencia.
Un preludio sereno y etéreo fluyó de las yemas de los dedos

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