Capítulo 354
El hombre que tenía delante... era magnífico. Tan grandioso, tan dolorosamente familiar, que Eleanor no quería nada más que mantenerlo allí, a su lado, en ese momento.
—Quédate conmigo... —murmuró, con voz suave y somnolienta, las palabras apenas escapaban de sus labios. Su mirada era distante, ligeramente nublada, pero llena de una intensidad tranquila y anhelante.
Robert permaneció de pie junto a la cama, momentáneamente inseguro, con su compostura habitual vacilando. Había pasado demasiado tiempo desde que la había visto así, cruda y vulnerable, como si las paredes que ella mantenía tan ferozmente vigiladas finalmente lo estuvieran dejando entrar. Durante los últimos días, Eleanor había estado consumida por los preparativos para una rigurosa competencia, apenas se detenía para respirar, y mucho menos para mirarlo a los ojos. Cuando ella salió de Williams Manor, habían intercambiado palabras que fueron agudas y amargas, dejando una gélida distancia entre ellos. Su última conversación

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