Capítulo 387
El veneno de las Tres Aguas Más Frías podía efectivamente transferirse a otra persona, lo que le salvaría la vida a Robert. Sin embargo, era una solución sombría: la muerte aguardaba a quien llevara el veneno transferido.
Eleanor se debatía con el peso de su decisión. ¿A quién podía condenar a semejante destino?
Había matado a alguien antes y tenía las manos manchadas de sangre, pero siempre había existido una línea que se negaba a cruzar: nunca dañaba a un inocente. Ahora, por el bien de Robert, se enfrentaba a una pregunta insoportable: ¿podría traicionar sus principios?
La risa de Samuel la sacó de sus pensamientos. Su tono era burlón y su sonrisa feroz. —Sabes cómo salvarlo. ¿A qué esperas? ¿O solo estás aquí para hacerme perder el tiempo?
Los labios de Eleanor se curvaron en una fría sonrisa y su mirada era penetrante. —Estás haciendo preguntas cuyas respuestas ya conoces.
Se acercó un poco más y su presencia dominaba la habitación. —Para transferir las Tres Aguas Más Frías, neces

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