Capítulo 419
Los párpados de Eleanor temblaron, agobiados por el cansancio. Reuniendo los últimos restos de fuerza que le quedaban, susurró débilmente: —No dejes que… nadie lo sepa…
Sus palabras se desvanecieron en el aire quieto y, con eso, su cuerpo sucumbió a la abrumadora tensión. Cerró los ojos y se deslizó hacia la inconsciencia.
—¡Jefa! —La voz de Luciano se quebró por la desesperación mientras se arrodillaba junto a su cuerpo desplomado.
El pánico se apoderó de él, pero actuó con rapidez. Se quitó el abrigo y lo envolvió con fuerza alrededor del frágil cuerpo de Eleanor. Sin perder un segundo más, la alzó en brazos y caminó con paso decidido hacia la puerta principal.
.........
El sol se hundía en el horizonte y tiñeba la mansión de los tonos dorados del crepúsculo. El día había transcurrido sin que nadie se diera cuenta y el silencio cubría la extensa finca.
Robert yacía en su cama, respirando de forma regular y regular. Había dormido desde la noche anterior, su cuerpo exigía un respiro de

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