Capítulo 59
Por eso estamos tan agradecidos de que Andrea pueda comunicarse conmigo y con Víctor.
Le pregunté: —¿Y entonces qué?
Andrea puchereó, visiblemente desanimada: —¿Cómo les digo entonces que mamá me ha dibujado tantos dibujos bonitos?
Ella quería presumir con los demás, ¡pero no podía hablar!
Intenté darle una idea: —¿Qué tal si escribes en el libro que los dibujos los hizo mamá?
Andrea parecía aún más triste: —¡Si ni siquiera sé leer, seguro que ellas tampoco!
Me detuve, era cierto.
Los jardines de infancia de hoy en día básicamente no enseñan a leer.
Había que pensar en otra solución.
Le pregunté: —¿Quieres preguntarle a papá a ver si tiene alguna sugerencia?
—Está bien. —Andrea no parecía muy entusiasmada, parecía que no esperaba mucho de Víctor.
Lentamente caminó hacia la puerta del dormitorio y llamó.
Víctor: —Adelante.
Su voz fría sonaba como la de un jefe implacable.
Rápidamente miré a Andrea.
Ella entró sin ánimos, se acercó a Víctor y le contó su problema.
Víctor pensó por un mom

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