Capítulo 18
Lucía llamó a la puerta del despacho de Tomás y, solo después de asegurarse de que él le había dado permiso para entrar, la abrió y pasó.
—Señor Tomás. —Lucía adoptó un tono estrictamente profesional.
Tomás dijo: —Dentro de un rato tengo que ir al hospital a visitar a un paciente. Ve a la familia Vázquez a recoger los herbolarios y otros complementos nutritivos que un cliente me envió antes. Ya hablé con Carmen; solo tienes que ir y retirarlos.
—De acuerdo. —Lucía aceptó; al fin y al cabo, también era parte de su trabajo.
Aquellos herbolarios eran muy valiosos, y aun así Tomás estaba dispuesto a regalarlos.
Seguramente la persona que los recibiría debía de ser muy importante.
Lucía no preguntó nada; tenía la cabeza llena, pensando en la cuestión de la carta de renuncia.
Si lo calculaba bien, ya había pasado una semana.
Y Tomás no había mostrado la menor reacción.
No sabía si no la había visto o si había alguna otra razón.
Por eso Lucía quería preguntarle; también deseaba ver cuál era l

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