Capítulo 61

Muy bien, pensaba que Norma estaba haciéndose la débil, pero resultó que era él quien había estado pensando demasiado. Cuanto más pensaba en ello, más enfadado se sentía. —¡Está horrible, cámbialo! Lilia se sorprendió mucho, ya que Federico había estado bebiendo felizmente antes. Pero al verlo tan enfadado, no se atrevió a perder tiempo y salió rápidamente de la oficina. Justo vio a Norma parada no muy lejos. Sus labios se movieron ligeramente, ¿sería que Norma había escuchado? Con un ruido tan fuerte, Norma seguramente lo había oído. Pensó que era realmente gracioso, si Federico se preocupaba tanto por su presencia en su vida, ¿por qué simplemente aceptó su solicitud de renuncia y la dejó ir? Antes, Lilia había pensado en secreto que, si Federico no la dejaba ir, era por qué, de alguna manera, aún le importaba. Ahora, parecía que todo se reducía al odio; odiaba a esa mujer sin antecedentes, pero que había ocupado siete años de su juventud. Lilia pensaba decir algo, pero Silvia la llam