Capítulo 11
El dispositivo de memoria fue colocado sobre la mesa, y Ricardo, dando algunos pasos pesados, no sabía con exactitud qué pensaba Sandra.
Sus dedos temblaban mientras conectaba el dispositivo en la computadora.
Todos los presentes esperaban ansiosos, pensando que pronto verían una imagen llena de amor y dulzura de la boda.
Pero, unos minutos más tarde, la voz de Valeria explotó de repente en el salón.
—No me compares más con Sandra, ¿tú crees que ella en realidad merece algo así?
—De todas formas, Ricardo ya me lo prometió, si alguna vez me hago daño, ella será quien me dé sangre. Si no sabe lo que le conviene y sigue intentando seducir a Ricardo, yo me haré algún pequeño daño de vez en cuando, le sacaré toda la sangre hasta que no quede nada más que cenizas, ¡y entonces seguro que se comportará!
Al escuchar estas palabras, Ricardo se detuvo en seco, su mente se quedó en blanco.
Esa voz era la de Valeria, no cabía duda alguna, pero al mismo tiempo parecía que no lo era.
Ella siempre hab

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