Capítulo 1066

Beatriz, al ver la situación, se desplomó instantáneamente en la silla; sabía que ahora, dijera lo que dijera, ya no servía de nada. Nunca se había imaginado que Teresa descubriría el asunto del envenenamiento tan rápido. Beatriz soltó una risa fría.—Qué bonito lo pintas. ¿A eso le llamas haberme cuidado todos estos años? Fue claro que siempre fuiste calculadora y deliberadamente me reprimiste. Si no fuera por eso, la que se habría casado con el padre de Roberto habría sido yo y no tú. Y la que estaría ahora en esta situación tan miserable serías tú, no yo. Claramente, Teresa le había arrebatado todo, y aun así venía a burlarse de ella. Roberto intervino desde un lado y dijo: —Mi padre nunca te quiso, de hecho, sentía un profundo desprecio hacia ti. Todo lo que hiciste antes, todas tus artimañas, él las sabía perfectamente. Beatriz mostraba una expresión de completa incredulidad. Ella murmuró: —¿Cómo es posible? Mirando a Teresa, dijo: —Seguro que fuiste tú quien habló mal de mí delant