Capítulo 1438
Todos sabían que Alicia quería aprender a manejar el yate porque, sin duda, en su corazón guardaba la intención de escapar.
Marco, con tal de complacerla, sabía muy bien cómo fingir ser el buen tipo.
Oscar lo pensó un momento y luego asintió. —Está bien.
De todas formas, el yate no permanecería en la isla; después de usarlo lo llevarían de vuelta al puerto.
Alicia no tendría ninguna oportunidad de utilizarlo para escapar.
Cuando Alicia aprendió a manejar el yate, miró a Oscar y dijo: —¿No dijiste hace un momento que ibas a regalármelo? Dame la llave.
—Claro, cuando regresemos te la daré. Pero el yate debe quedarse en el puerto; si quieres salir al mar, haré que alguien lo traiga.
Oscar se lo dejó bien claro: aunque aprendiera y tuviera la llave, de nada le serviría.
—De acuerdo.
Alicia apretó los dientes.
De todos modos, lo primero era obtener la llave; lo demás se resolvería después.
Alicia solo mostró interés en aprender a manejar el yate; en las actividades posteriores no participó

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