Capítulo 148
Roberto, al ver aquella escena, no pudo evitar una mezcla de risa y llanto, sabiendo que no debería haberla dejado beber, ni siquiera un cóctel.
En el asiento VIP cercano, Carlos vio a Alicia bailando y de inmediato empezó a silbar: —Bailas muy bien.
María, a su lado, se sintió amargada al verlo; claramente, las mujeres atractivas siempre lograban captar la atención de los hombres.
Ella nunca había pensado en aceptar a Carlos.
Pero aquel día había recibido una llamada que parecía ser de su padre, y sintió pánico en el fondo de su corazón; si perdía el apoyo de la familia García, necesitaba urgentemente encontrar un novio rico con quien casarse.
Justo ese día, Carlos se había declarado en el bar, y María, a regañadientes, lo había aceptado.
María, apretando los dientes, dijo: —Carlos, vamos a bailar también.
—Claro.
Carlos, aunque mantenía la vista en la chica que bailaba en el centro de la pista, tenía que disimular porque estaba con María, especialmente porque acababa

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