Capítulo 22
María sintió la mano de Pablo en la suya como si tocara algo sucio.
Con fuerza, soltó su agarre y empujó la mano de Pablo lejos de ella.
La aversión en sus ojos se intensificaba.
—Deja de fingir. Has pisoteado mi sinceridad una y otra vez. ¿Ahora crees que con este anillo tardío puedes arreglarlo todo? ¡Imposible!
Esas palabras golpearon a Pablo como un martillo, haciendo que su cuerpo temblara involuntariamente.
Abrió la boca, como si algo lo estuviera ahogando.
Intentaba decir algo para recuperarla.
Pero se dio cuenta de que todas sus palabras parecían vacías y débiles ante la furia y la resolución de María.
En ese momento, los camareros y los actores contratados quedaron estupefactos ante el giro inesperado de los acontecimientos.
Lo que había sido una escena de propuesta romántica y animada, de repente se volvió silenciosa y sombría.
María respiró hondo, su mirada era firme y fría.
—Si fueras sensato, dejarías de molestarme.
Luego, se giró y se alejó rápidamente.
Su silueta erguida

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