Capítulo 35

¡Sin su madre, María no estaría viva! ¿Un altar de mala calidad? ¡El de su madre es el mejor de todos! Enfurecida, no sabía de dónde sacó la fuerza, pero se liberó bruscamente de Pablo y se lanzó hacia el interior. Pablo intentó detenerla, pero María, irritada y con los ojos rojos de rabia, le propinó una bofetada. —¡Deja de meterte en mis asuntos! ¡Fuera de aquí! Empujó el brazo de Pablo y finalmente logró agarrar la placa de su madre. Un trozo de madera en llamas cayó sobre ella, y gritó mientras se esquivaba, rechazando cualquier ayuda de Pablo. Desde afuera se escucharon gritos de la multitud. Al ver a María esquivar, el corazón de Pablo dolía más que su cara, y con un rápido movimiento, la agarró y la arrastró fuera por la puerta lateral. Apenas salieron, María violentamente se soltó de su agarre. —¡No quiero que te metas! ¡Vete! Menos mal que la placa de mamá está a salvo. Cuidadosamente examinó la placa que llevaba en brazos, que fue encargada por su madre antes de morir, selecc