Capítulo 44
Amelia no sabía nada, acababa de cerrar la puerta del auto cuando el hombre ya se había marchado a toda velocidad...
...
Dos días pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
Desde aquella noche en que Felipe la llevó a casa después de cenar estofado, no había vuelto a la casa donde vivían como pareja. Amelia simplemente pensó que él estaba ocupado y no se preocupó más por ello.
En ese momento, Amelia acababa de salir del mayor establecimiento del mercado mayorista de hierbas medicinales al sur de la ciudad, observando los alrededores.
Los vendedores de hierbas iban y venían, arrastrando carretillas cargadas de paquetes grandes y pequeños de plantas medicinales, moviéndose en un ir y venir constante, en medio de un bullicio interminable.
Amelia esbozó una leve sonrisa; finalmente había reunido todos los materiales necesarios.
Su celular sonó de repente, haciendo que su expresión se enfriara al instante.
¿Otra vez Carmen?
Amelia colgó de inmediato, pero el teléfono volvió a sonar varias veces

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