Capítulo 52
Amelia apretó los labios, al parecer, Felipe ya estaba al tanto de lo ocurrido ese día.
Se alejó del abrazo de Felipe, quien fijó su mirada en la impresionante figura frente a él.
La voz serena pero fría de Amelia resonó: —Tranquilo, no soy tan frágil; solo que esta situación me ha ayudado a ver las cosas con mayor claridad.
Antes, ella ansiaba el cuidado y el afecto de Hugo.
Pero eso iba a suceder más.
Su mirada se posó en Amelia; Baltasar ya le había contado con lujo de detalles a Felipe.
Su fortaleza conmovía.
Si hubiera sido otra persona, probablemente ya se habría derrumbado por completo.
En ese momento, Felipe suavizó involuntariamente su tono y, fijándose en Amelia con voz suave pero firme sentenció: —Este siempre va a ser tu hogar.
En ese instante.
Los ojos de Amelia de repente se calentaron y la punta de su nariz se tornó rosácea.
Los lazos de sangre no son comparables con un esposo que aparece de la nada en tu vida.
Amelia no pudo contenerse más, se adelantó y abrazó a Felipe

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