Capítulo 83
Felipe: [Te espero abajo.]
El malestar en el corazón de Amelia se disipó con el mensaje. Guardó el celular y entonces levantó la vista hacia Rocío y los demás: —Roci, ya me voy a casa.
Rocío detuvo lo que estaba haciendo, se giró hacia Amelia y respondió con una sonrisa: —Está bien, espérame, vámonos las dos.
Sin darle oportunidad a Amelia de rechazarla, Rocío ya se estaba despidiendo de Francisco y los demás.
Se levantó, se giró y caminó hacia Amelia con una sonrisa: —Vamos, bebé.
Apenas salió por la puerta de la sala privada, vio al gerente del bar haciendo su ronda. Rocío le sonrió y lo saludó: —Cuida bien de mis amigos. Cárgalo todo a mi cuenta.
La cara del gerente se llenó de sonrisas de inmediato. Se acercó, se inclinó levemente con respeto y dijo: —Descuide, señorita Rocío. Que tenga buena noche, señorita Rocío.
Rocío agitó la mano y, acompañada de Amelia, salió del bar.
En la entrada.
Sin el bullicio del interior, el ambiente se tornó de la nada mucho más tranquilo.
Rocío se de

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