Capítulo 86

También era lógico que ellos renunciaran, lo que le permitía a él aprovechar las oportunidades. Luego, Xavier habló de nuevo: —Piénsalo, solo si te casas conmigo, tú controlarías los asuntos grandes y pequeños de la familia Ramírez. Xavier pronunció estas palabras con extrema seriedad, sin dar la impresión de estar bromeando en absoluto. Hizo una pausa, entrecerró los ojos y, volviendo la cabeza, miró a Amelia con cierta confusión y preguntó: —¿O es que ya tienes otro amor? En el instante siguiente, Amelia le aplicó varias agujas rápidamente, provocando un dolor intenso como si de una tormenta repentina se tratara. Xavier cerró la boca de inmediato. Los labios de Amelia se curvaron ligeramente, trayendo por fin algo de paz. Tras terminar todo, se levantó, se lavó las manos y luego se sentó en un sofá cercano, limpiándose las manos con una toalla de papel: —Agradezco tus buenas intenciones, pero no consideraré un matrimonio arreglado. Pensando que era mejor aclarar algunas cosas para ma