Capítulo 89
Pero en ese preciso instante, se dio cuenta de que Felipe estaba defendiéndola.
No intentó soltarse y se dejó llevar por èl.
Felipe miró a Miguel, quien sostenía a la niña pequeña, y la presentó: —Este es mi cuñado Miguel, y su hija Raquel.
Amelia inclinó levemente la cabeza hacia Miguel: —Hola, Miguel.
Pero mientras hablaba, su mirada se desvió inconscientemente hacia Raquel.
Qué niña más adorable.
Miguel, algo confundido, miró a Felipe: —¿Ella es...?
Felipe apretó un poco más la mano de Amelia antes de decir: —Es mi esposa, Amelia.
Miguel se quedó pasmado. Claramente no esperaba que esta fuera la esposa de Felipe. ¿Acaso era la misma chica que Rosa tanto había despreciado?
La observó disimuladamente por un momento, en realidad no era mala elecciòn. Era muy segura de sí misma.
Miguel reaccionó pronto y le sonrió a Amelia con amabilidad: —Hola.
Raquel alzó la cabeza para mirar a Amelia, y preguntó con dulzura a Miguel: —Papá, ¿ella es mi tía?
Antes de que Miguel pudiera responder, Rosa

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