Capítulo 97

El teléfono se estrelló contra la mesa con un ruido estridente, quedando completamente destrozado. Hugo, con las manos en la cintura, respiraba con dificultad debido a la ira. Si no fuera por esa rebelde Amelia, no estaría siendo tratado como un títere. ¿Era tan difícil tener una cita? ¿No era suficiente todo el futuro de la familia Díaz para ella? ¿Qué más podría querer? El ambiente en la casa estaba cargado de tensión al máximo. Ximena, asustada por la furia de Hugo, permanecía tiesa en un rincón del sofá. Miraba suplicante hacia Carmen, esperando que ella interviniera. Carmen tocó suavemente el brazo de Ximena como consuelo y luego se acercó gentilmente a Hugo: —Querido, procura no enojarte tanto. La ira de Hugo se intensificó al oírla. ¡Pum, pum, pum! Golpeaba repetidamente la mesa con fuerza, causando que Ximena se encogiera aún más. Él gritó: —¡Encuentra una solución ya, necesitan a alguien allí en una semana! Carmen, con su voz suave, intentó calmarlo: —Si Amelia no quiere, quiz