Capítulo 123
Isabel
Luis no mentía, este hombre sí que es un idiota, pensó Isabel mientras él estaba sentado en una silla, medio dormido, roncando con fuerza. Pan comido, Isabel puso los ojos en blanco.
Salió del coche y abrió el maletero para coger una varilla de acero. «Al menos sirve para algo», sonrió Isabel mientras se acercaba al hombre dormido en la silla y le daba con la varilla en la cabeza.
Con un gruñido, cayó al suelo antes de quedar inconsciente. "Con eso basta". Ella se encogió de hombros y le robó las llaves del garaje de los bolsillos. "¿Y las esposas?", rió entre dientes mientras lo esposaba a la silla y tiraba la llave.
Abrió la puerta del garaje y entró, con la barra de acero aún en las manos. Planeaba rescatar a Bob para poder largarse de allí, pero por si acaso, vino preparada.
Isabel atravesó el garaje y siguió los rastros de sangre seca en el suelo. "¿Qué hago si está muerto?", suspiró, pensando que quizá había perdido su boleto al perdón de Paz.
—¡Mierda! No debería haber ll

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