Capítulo 31

—Debiste haber hablado con tu mamá primero —dijo Lucas, encogiéndose de hombros. Pasó justo por el lado de su hijo para evitar a su esposa. Tal como se esperaba, todos habían oído hablar del rumor y todo lo que hizo falta para esparcirlo fue una visita al hospital. Cristian no tuvo oportunidad de contárselo a nadie más él mismo y, en cambio, los demás se habían enterado del embarazo por los rumores de otros. Sabía que su madre estaría enojada, pero no tenía valor para disculparse por llamada y deseaba hacerlo frente a frente, en persona. Miró a sus dos hermanos, quienes habían pasado por ahí para anticipar el arrebato de Francisca. —Miren quién está aquí —se rio Jorge. —¡Tío Cris! —gritó Diana, corriendo hacia su tío para abrazar su pierna. Pía gateó hacia él para hacer lo mismo. El joven sonrió a la niña de cuatro años y la cargó en sus brazos para besarla antes de acariciar la cabeza de Pía, que solo tenía dos años. Ambas eran hijas de su hermano mayor Jorge. Hasta ese día, Cristian