Capítulo 81
Cuando regresamos a casa ya era de noche y Cristian había ignorado por completo que había prometido responder a mi pregunta.
Se encerró en su oficina y recibió un millón de llamadas telefónicas, lo cual obviamente entendí cuando escuché mencionar el nombre de Fabián, pero todavía estaba esperando lo que tuviera que decir.
Solo pasaron unas horas antes de que no pudiera más y fuera a la cocina a prepararle café. Llegar con las manos vacías y exigir una respuesta habría sido un poco grosero, así que iba a seguirle el juego.
Volví arriba y llamé a la puerta de su oficina. No obtuve respuesta y él seguía haciendo llamadas, así que entré y me senté frente a él mientras me miraba sorprendido.
—Disculpe, le llamo luego. —Terminó la llamada mientras le ponía la taza de café en las manos—. ¿Gracias? —Frunció el ceño mientras lo miraba con desesperación.
—Ah, cierto, la respuesta que te prometí —rió entre dientes—. He estado tan ocupado con todo que olvidé la promesa que te hice.
—Sí, ¿tu respue

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