Capítulo 43 Bajar un poco la arrogancia

Juan se quedó mirándola unos segundos, atónito, y luego soltó una risa incrédula. —Hoy viniste preparada, ¿eh? Una palabra: hermosa. Dos palabras: demasiado hermosa. Nora se acercó a la mesa de billar y se detuvo junto a ella. Sonrió levemente. —Señor Juan, me halaga —respondió con cortesía. Algunos hombres ya habían fijado la mirada en Nora desde hacía un buen rato. Uno no pudo contenerse más y, fingiendo reproche, le dijo a Juan: —Señor Juan, ¿no va a presentarnos a esta bella señorita? Juan le lanzó una mirada de desprecio y replicó riendo: —¿Y tú quién eres para que te la presente? ¡Te está chorreando la baba, límpiate de una vez! El grupo estalló en carcajadas. Juan le indicó con un gesto a Nora que mirara hacia donde estaba Martín. —¿Qué tal? ¿Ves que no te mentí? Ahí está. Anda, ve a saludarlo. Nora siguió la dirección de su mirada y giró de nuevo la cabeza. Justo en ese momento, Martín levantó la vista y la miró. No supo por qué, pero en el instante en que sus miradas se cruzar