Capítulo 16
Durante los días siguientes, Laura y Bruno solían ir juntos a la clínica veterinaria.
Bajo los cuidados atentos de las enfermeras, el estado del gatito mejoró mucho.
Laura había pensado en llevárselo a casa, pero la casera había dejado claro que no se permitían mascotas.
Era una norma que debía cumplir.
—Si quieres, puedes dejarlo en mi casa. Mi habitación es grande y tengo experiencia cuidando gatos.
Mientras hablaba, Bruno le mostró una foto en su celular.
Su fondo de pantalla era un precioso gato atigrado.
Con grandes ojos redondos y un aire adorable.
—De la comida para gatos me encargo yo. Tú ya pagaste las consultas; esta vez déjame ocuparme a mí.
Añadió Laura mientras acariciaba al gatito en brazos.
—De acuerdo.
—Tú solo no vas a poder con todo. Yo te acompaño a comprar lo que falte.
Sugirió Bruno.
Laura se sorprendió de lo considerado que era y aceptó enseguida.
Juntos compraron varios artículos y juguetes para el gatito.
Laura tuvo ciertas dudas para elegir.
Pero Bruno se mostr

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